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Un precioso cuento taoísta que nos transporta a un mundo de iconografía oriental, en el que las puertas aisladas en el vacío, el agua en todas sus formas, los árboles y los animales enmarcan la historia de un aprendizaje que se desarrolla en las cuatro estaciones de la vida y cuyo mensaje es muy claro: el deseo de posesión lleva en sí mismo la destrucción de lo que más quieres. Nadie es inmune al poder de las estaciones ni a su ciclo anual de nacimiento, crecimiento y decaimiento.

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